2009/11/26

LOS AMANTES DEL CÍRCULO POLAR


“Los amantes del círculo polar”, cuarto filme de Julio Medem dirigido en 1998 y protagonizado por Najwa Ninri y Fele Martínez . Medem, más conocido por la película “Lucía y el sexo”, compaginó sus estudios de Medicina con las críticas de cine que realizaba para el diario “La Voz de Euskadi”, a la vez que montaba sus propios cortos. Esos pinitos en el cine, más tarde acabarían convirtiéndose en largometrajes como este;

“Sí, podría describir mi vida contando casualidades…”

Una tras otra, distintas casualidades van enlazando este cuento en el que el frío y su mayor antagonista, la cálida pasión, nos llevan de la mano para adentrarnos en una intensa historia de amor tan peculiar que roza la irrealidad.

Una tarde de invierno, por diversos motivos, dos personas convergen en su propósito: correr, correr como nunca antes lo habían hecho hacia una meta inexistente. En ese momento surge una viva mirada, recíproca, que alivia el ambiente gélido que les rodea. Es entonces cuando surge la magia.

Otto y Ana. Capicúa. Pronunciado igual de atrás hacia delante que delante hacia atrás.

¿Casualidad? La película nos muestra un sí rotundo a esta pregunta; sí, existen las casualidades. Azar, destino, no importa como lo llamemos, pero marcado. Eso seguro.

El filme nos ubica en un punto concreto del mapamundi: el Círculo Polar; y en una región casi desconocida: la Laponia finlandesa, con el reno como elemento característico e iluminada por un sol que nunca desaparece. Un sol que nunca se pone porque nunca cumple su recorrido perfecto, el círculo, sino que se conforma con la elipse para irradiar luz y belleza durante todo el día.

Najwa Ninri, conocida por su papel en “Abre los ojos”, nos muestra en esta película su interior a través de, precisamente, sus expresivos ojos. Realiza una interpretación que consigue llegarnos muy adentro, como el frío, casi calándonos los huesos con su mirada, su vehemencia, su pasión.

Fele Martínez la acompaña en este viaje, a veces casi onírico. Interpreta a Otto, el piloto que, por uno u otro motivo siempre está en las nubes.

Un Nancho Novo experimentado en su trabajo como actor, nos muestra la vida cambiante de un padre de familia que sufre las consecuencias del desamor, justo cuando su hijo Otto empieza a conocer ese extraño sentimiento.

La historia se cuenta bajo las dos perspectivas de los protagonistas que, al final del relato se mezclan creando puntos de vista conjuntos. En “Los amantes del círculo polar” entramos en la mente de Ana y lo mismo que ella nos cuenta luego lo vivimos desde la piel de Otto. Las dos narraciones se combinan para conseguir un efecto de curiosidad y sorpresa al ver en qué difieren los personajes y al comprender el porqué de sus actuaciones. Una forma original de narración; una manera de rozar los sentimientos de los protagonistas y sentir la historia muy adentro, sintiendo el clima, palpando el paisaje, viviendo con ellos, amándolos a ellos.

Casos fortuitos que ocurren en clandestinidad, frío, mucho frío y sobre todo amor, un amor constante, permanente en todo el transcurso de la película; un amor eterno que ¿por qué no? existe para siempre.









2009/11/12

ENTREVISTA A EMILIO FEIJÓO

Ayer, miércoles 11 del 11, pudimos ver en la sala Polar de Valladolid a Emilio Feijoo, sobrino de Emilio Aragón, que con su guitarra y su humor procuró presentarnos una nueva forma de hacer monólogos. Pudimos una vez más entrevistar al artista minutos antes de su actuación;



• Bueno, otra vez por Valladolid, ya que algunos pudimos verte hace un año en la Cervecería Maeloc. ¿Cuántas veces has venido a tierras pucelanas?

Una...dos…tres…cuatro…cinco, ¡cinco veces! Ésta es la quinta.

• ¿Qué te parece el público vallisoletano? ¿Es tan frío como dicen?

No... no, no. La gente es muy educada y van muy bien vestidos todos, tanto los chicos como las chicas, cosa que en Madrid no se ve. Además son todos muy respetuosos y simpáticos. La última actuación en el Maeloc, por ejemplo, fue una auténtica pasada.
Y otra cosa de los vallisoletanos es que hablan muy bien. Cuando vas a otros sitios como Murcia, Andalucía… ¡a la gente no se le entiende nada! Pero aquí se os entiende realmente bien.


• Al verte hacer monólogos con guitarra en mano, nos preguntamos: ¿eres músico, humorista, o una combinación de ambas facetas?

Mira…yo he vivido la música en casa desde los cuatro años. A los siete escribí mis primeras canciones, aunque tenía que inventarme símbolos ya que no entendía las notas. Pero luego de mayor me fui a EE.UU. a estudiar la carrera de composición en el “Berkley College”. Más tarde me fui a Madrid a trabajar en la tele; ahí fue cuando conocí, entre otros, a Iñaki Irrutia y tuve la oportunidad de aparecer 5 minutos en “Como te lo cuento”, programa de Localia…y así estuve año y pico hasta que me hice cómico, pero la dedicación por la música es algo que he hecho y que quiero seguir haciendo. Aunque he de decir que la comedia me llena mucho y me siento como en casa, por eso tengo esa lucha interior.


• ¿Te dedicas a la música de forma profesional o eres un guitarrista frustrado que ahoga sus penas combinando la música con el humor?

No, pero prefiero dedicarme a la comedia que pertenecer a un grupo de música. Me siento más cómodo siendo el protagonista de mi vida y creando mi propio espectáculo.




• Personalmente, en un principio pensé que podías ser hermano de Manuel Feijóo, el próximo invitado de “Circuito de monólogos”. Y luego me entero de que eres sobrino de Emilio Aragón. Ahora que se te ve de cerca... ¡hasta te pareces a tu tío! ¿La gente sabe que perteneces a este clan artístico?

Hombre, el gran público no me conoce porque llevo poco tiempo en esto del espectáculo. Pero hay gente que sí que me dice que tengo la misma voz de Emilio Aragón, o que le recuerdo a él en algo, por lo que algunos sí que se dan cuenta.

• ¿De qué manera te ha influido esto en tu trabajo?

Autopresión es la palabra, ya que te hace ponerte el listón muy alto.


• ¿Qué nos dices sobre tu trabajo de analista de actualidad en el programa “Como te lo cuento” de Localia?

Es el trabajo perfecto; hubiera estado ahí 10 años si me lo hubieran ofrecido. Estoy totalmente satisfecho de haber probado este trabajo.

• ¿También la idea de ser periodista rondaba por tu cabeza y resultó ser un fracaso?
¡Qué va! Yo pasé de estar en mi mundo, viendo a Steve Martin y escribiendo mis comedias a tener que leerme la prensa diariamente, enterarme de la actualidad y tener que hacer una canción cómica sobre ello todos los días. La verdad es que te pone las pilas para enterarte de todo lo que ocurre.


• Háblanos de Berta Collado. ¿Qué se siente al estar tan cerca de una chica tan guapa y profesional?

Es muy guapa y es muy profesional, tú lo has dicho. Además es muy buena chica y nos llevamos bien. Tanto ella como su señor marido son muy simpáticos. De vez en cuando nos vemos y hablamos. Somos “compis” de curro.

• ¿Cómo se te ocurrió intentar conquistarla regalándole galletas hechas por tu madre?

Pues había que rellenar tiempo y había una tartera en el despacho de Localia, y se me ocurrió que podía “regalarle” unas galletas. La idea era que el personaje que yo hacía estuviese enamorado de Berta y viviese de alquiler en casa de Iñaki.

• ¿Es difícil coordinar partituras y guiones?

Son trabajos muy diferentes. No escribo música desde hace un año y medio y guiones bueno, he hecho algo para un programa que… a ver si sale.




• ¿No te has confundido alguna vez en directo?

Claro, claro, claro…y te confundes con el texto…y un borracho te grita porque piensa que te has pasado con el público…y se crea mal rollo…
Los cómicos que dicen que nunca han pinchado están mintiendo, ya que hasta el mejor humorista se ha confundido alguna vez. Esta profesión es así. Yo a lo mejor puedo llegar lo más motivado posible y con mucha energía y por alguna razón no salir la actuación. Esas cosas pasan.

• Bueno, que sepas que esta es mi primera entrevista y tú mi primer entrevistado, así que cuando me veas en la cima ¡estate orgulloso! Muchísimas gracias por cedernos tu tiempo en los momentos previos a la actuación, Emilio.



2009/11/09

¿TE ACUERDAS?



¿Te acuerdas cuando llegabas del cole y tu madre te esperaba con el Bollicao y la ropa de estar por casa? ¿Te acuerdas de que lo primero que hacías era encender la tele, aunque tuvieras que luchar mientras tu madre te ponía el jersey? ¿Te acuerdas?

Allí te esperaba la “caja tonta”, que por aquel entonces era la “caja de tus sueños”, con infinidad de series y programas que tantas horas de tu vida ocupaban.

Todos, alguna vez hemos querido ser un Power Ranger, Tai o Sora en Digimon o Ash Ketchup en Pokemon, para así librar la tierra del mal; salir en Barrio Sésamo (que por cierto, está de 40º aniversario y Google nos lo recuerda estos días con simpáticas entradas) y saber qué se sentiría al tocarle las púas a Espinete.

Si nuestra madre nos hubiera dejado tener una mascota, hubiéramos tenido a Alf en nuestras casas.

Quién no le ha pedido a su abuelo que le hiciera una casa-árbol en el pueblo como la de Punky Brewster, (aunque hubiese sido con los consejos de “Un chapuzas en casa”, el Bricomanía de la época).

Nos hubiera molado vivir una aventura con Gazpacho y Mochilo en “Los Fruittis”, serie que por aquella época procuraba fomentar el consumo de frutas y verduras (como también lo hicieron “BomBom Chip” con su “Toma mucha fruta”) y así desafiar a la tentación del Bollicao de los viernes por la tarde.

En nuestros deseos estaba viajar por las inmensidades del océano con Delfy, tener un grupo de música como “Los Trotamúsicos” o incluso en plan serio como en “California Dreams”.

Decidme si no es verdad que muchos sábados y domingos madrugábamos como bobicos para pasarnos toda la santa mañana alternando entre Club Disney y Club Megatrix, programa que jugaba con nuestras ilusiones al asegurarnos de que algún día llegaríamos a tener hasta un millón de amigos, como cantaba Roberto Carlos, que no el futbolista del Real Madrid.

Nos reíamos con Chicho Terremoto (el Chin-Chan de por aquel entonces) y sus intentos de conquista adivinando el color de las braguitas de su amada ante la mirada atónita, o más bien de bobo de su perro Bobby, valga la redundancia.

También estaban las series de mayores como “Sensación de vivir”, “Melrose Place” o la versión española “Al salir de clase”, que muchas veces veíamos medio a escondidas para evitar que mamá dijera lo típico de “Quita eso que es muy verde”. “Eso es para mayores” o si le preguntabas por algo te contestara “Cuando seas mayor lo entenderás”.

Los míticos superhéroes “Batman”, “Spiderman” o “Hulk” también tenían cabida en nuestro universo televisivo , ya fuera de manera animada o en carne y hueso, véase “Loise & Clark” o incluso la nueva versión “Smalville”, sin olvidar a “Xena, la princesa guerrera” y a su vez la ídola de las niñas, siendo así “Hércules” el héroe de los niños.

Por otro lado estaban los “Looney Tunes”, (que no confundir con el reggaetonto de “Luny Tunes”) con su adorable versión de “Baby Looney Tunes”, en el que el Pato Lucas ya hacía de sus fechorías.

El mítico “Coche fantástico” estuvo en nuestros deseos de “yo quiero ese coche cuando sea mayor”, y quisimos tener una taquilla en el cole a lo americano como en “Salvados por la campana”.

Sin olvidar las pelis de los sábados por la tarde como “Grease”, “Regreso al futuro”,”La princesa prometida” “Eduardo Manostijeras” “Star Wars”, “Flashdance” “Terminator”, “Dentro del laberinto”,”Pesadilla antes de Navidad” “En busca del Valle Encantado”, todo ello sin obviar a Walt Disney y su infinidad de largometrajes para todos inolvidables. Son películas que a día de hoy seguimos viéndolas con la misma ilusión de cuando éramos peques.

“Los Teleñecos”, “La Pantera Rosa” “Las Tortugas Ninja” o los archiconocidos “Dragon Ball” y “Oliver & Benji” no se pueden quedar en el tintero, aunque sin duda es interminable la lista de tantas y tantas series que nos hicieron soñar y que ahora, nostálgicos, nos hacen recordar tiempos mejores.





2009/11/04

LA SAGA PANERO

Leopoldo Panero. Juan Panero. Juan Luis Panero. Leopoldo Panero. Michi Panero.
Hasta cinco miembros de una misma familia que comparten/ían un mismo amor: el de la poesía; y dos películas que llevan a la pantalla la vida del clan literario: El desencanto (1976) y el posterior documental Los abanicos de la muerte, estrenado en la 54ª SEMINCI a nivel nacional (a excepción de la primera proyección en Astorga, ciudad de procedencia de la familia), sin olvidar Después de tantos años (1995) de Ricardo Franco.

Después de 4 años de trabajo, Luis M. Alonso saca a la luz un documental cargado ante todo de poética, si bien procura mostrar la vida del patriarca y la influencia de la poesía en sus hijos.

Una familia cargada de peculiaridades, tocada por la tragedia de la muerte y acariciada por la belleza de la poesía.

Leopoldo Panero murió “acribillado por los besos de sus hijos”. Michi falleció casi olvidado y abandonado en una buhardilla astorgana. Leopoldo María vive en un sanatorio de forma voluntaria, entre versos y cigarrillos y en medio de una pugna entre su cara brillante y su lado más oscuro; participando en curiosas excursiones con Bunbury y Carlos Ann, quienes homenajean al poeta con su música.

Familia de locos, de loco amor por los poemas.

Y sin embargo la de hoy, la de hoy es la “generación del desencanto”.